martes, 7 de mayo de 2013

Horrores Políticos Parte 2: La Maldición del Libertador



Todos los que asistieron a la exhumación de los restos del Libertador Simón Bolívar morirán. Ese fatal presagio ha inquietado el espíritu de no pocos venezolanos desde que en julio de 2010 el fallecido presidente Hugo Chávez ordenase una nueva investigación sobre las causas de la muerte del prócer, presuntamente envenenado por sus enemigos en Colombia. El deceso del gobernante esta semana ha exaltado a quienes creen en esas rocambolescas profecías.

Hace tres años Chávez se empeñó en demostrar una nueva teoría de la conspiración que cambiaría el relato histórico de los días finales de Bolívar, según el cual el “hombre de las dificultades” –como lo llamó Gabriel García Márquez—murió a causa de la tuberculosis. El ex mandatario afirmaba que los acólitos de Francisco de Paula Santander, el archienemigo del Libertador, habían utilizado arsénico para envenenarlo.
Chávez muestra un rostro computarizado del libertador Simón Bolívar.


En la noche del 16 de julio de 2010 un grupo de expertos forenses vestidos de blanco abrió el sarcófago donde reposan los restos de Bolívar. Ante la mirada atónita de millones de televidentes, emergió el esqueleto del hombre más adorado por los venezolanos. ¡Sacrilegio!, gritaron los críticos de Chávez. “Confieso que hemos llorado, hemos jurado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada”, escribió el entonces gobernante en su cuenta en Twitter.

En los meses siguientes la supuesta “maldición de Bolívar” ganó el fervor de muchos venezolanos. La muerte sucesiva de varios personajes de la cúpula gubernamental alimentó la creencia de que el prócer, desde su tumba profanada, había lanzado un mortal anatema sobre quienes lo habían despertado de su sagrado sueño.






Aunque ya antes, y después, las constantes invocaciones a la muerte, aprendidas de su mentor Fidel Castro, llevaban silenciosamente a cabo su labor destructora. En su momento, como había pensado por un tiempo, el presidente de Venezuela fue advertido hasta en Twitter: “¡Hay que dejar descansar en paz a los muertos!”. Nada como la psiquis para traicionar a las personalidades alardosas.



“La maldición del Libertador” podía caer sobre él por haber profanado el ataúd.

Y ahora tenemos la certeza de que, efectivamente, cayó. La profanación de la tumba de Simón Bolívar, con el pretexto de averiguar si éste murió de tuberculosis o asesinado –pero en realidad con el perverso afán de protagonismo histórico que a Chávez le corroe los huesos--, ha tenido un precio alto para el discípulo de Fidel. ¿Socialismo o muerte? Cordura o muerte. Humildad o muerte. Paz o muerte. Pero Chávez quiso pasar a la historia de la mano de Bolívar, profanó su descanso eterno y éste se lo lleva al más allá. La muerte llama a la muerte.

En julio de 2010 los restos de Bolívar fueron manipulados de forma inconsulta por Chávez y sus secuaces. Se ha hablado incluso que hubo ritos satánicos y brujería alrededor de la tumba del Libertador. Exactamente un año después, Chávez reconocía que estaba enfermo de cáncer:

“Ustedes saben que estoy en una de esas emboscadas de la vida. Siempre fui un cadete sano. No recuerdo haber ido a la enfermería una sola vez (...) Pero en los últimos meses, hubo unas dolencias a las que no hice caso”, dijo el enfermo el 7 de julio de 2011, públicamente.

“En los últimos meses”. Quiere decir que el cáncer comenzó su avance sobre Chávez inmediatamente después de la profanación de la tumba del Libertador. Tanto va el cántaro a la fuente que se rompe… en La Habana.











Fuentes: http://neoclubpress.com/ultimo-minuto/latinoamerica/4213-por-quc3a9-se-muere-hugo-chc3a1vez.html y http://ve.noticias.yahoo.com/blogs/desde-la-redacci%C3%B3n/

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